Imbolc, el retorno de la luz.
Por Laura Coletta
Imbolc es una celebración muy sentida y es una de las pocas de las que se tiene constancia documentada. Algunas personas comienzan la Rueda precisamente en Imbolc. Era y es una fiesta dedicada a la Diosa Brighid, la Triple Diosa guardiana de la Llama Sagrada que purifica, cura, inspira y transforma.
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Imbolc o… Fiesta de las Antorchas, Oimelc, Fiesta del Pan, Fiesta de las Campanillas de Nieve, Fiesta de la Luz Creciente, Día de Brighid.
Imbolc es una celebración muy sentida y es una de las pocas de las que se tiene constancia documentada. Algunas personas comienzan la Rueda precisamente en Imbolc. Era y es una fiesta dedicada a la Diosa Brighid, la Triple Diosa guardiana de la Llama Sagrada (la raíz breo hace referencia a los significados de "luz" y "fuego") que purifica, cura, inspira y transforma. Una vez más, el mundo antiguo y las tradiciones cristianas se solapan: Imbolc se corresponde tanto con la Candelaria, como fiesta de la Luz creciente, como con el tiempo de purificación de la Ceniza. Además, la diosa Brighid (o Brigit) corresponde a Santa Brígida de Irlanda.
La parábola ascendente del Sol que comenzó en Yule está creciendo y, en Imbolc, los días han ganado preciosos minutos de luz diurna, alargándose. Para las que viven en contacto con la naturaleza, ya se pueden ver los primeros signos de la Primavera: las campanillas de invierno brotan entre la nieve blanca, nacen corderos, comienza el reino animal a despertar tras su letargo invernal. Nosotras también debemos prepararnos para acoger la Primavera, sacudirnos las energías del pasado y proyectarnos hacia el futuro. Es el momento de la purificación y la renovación, tanto en el exterior como en nuestro interior, ayudadas por las energías cíclicas de esta época del año en la que se siente un nuevo vigor que surge de la tierra. La fuerza que serpentea por la Tierra jamás se extinguió, más bien, estuvo descansando para florecer de nuevo en una hermosa primavera cuya llegada se hace sentir paulatinamente. Cada vez más proyectadas hacia adelante y bajo la auspiciosa luz de Imbolc, podemos celebrar los primeros brotes de nuestros proyectos y nutrirlos.
Uno de los símbolos asociados a Imbolc es la leche. Para nuestras antepasadas y antepasados pastoras y ganaderas, en esta época nacían las crías de sus animales —renacía la vida, una nueva vida—. Otro símbolo de Imbolc es la vela. Al ser una de las cuatro fiestas celtas del fuego, antaño se hacían grandes hogueras, principalmente con fines de purificación y para sostener y vigorizar las energías solares. Hoy en día, las velas se preparan y bendicen, la gente limpia sus casas (lo que antes se conocía como "limpieza de primavera") y medita sobre los proyectos en curso o por venir.
Otros símbolos sagrados para Brighid y vinculados a Imbolc son la rueca, que a su vez es un recordatorio de la Rueda del Año; el ciclo del tejido también está vinculado a los ritmos de la naturaleza y al calendario de las tareas en las sociedades antiguas.
Así pues, los temas de esta festividad son la purificación, la luz, los comienzos o reinicios y el primer alimento.
Ritual de limpieza de la casa
¿Qué necesitas?
Un cuenco con sal, otro con agua, una vela blanca con soporte para sostenerla, incienso (puede ser un sahumador o atado de plantas), música de naturaleza (de preferencia, una grabación de agua que se está deshelando). A realizar preferiblemente a primera hora de la mañana.
¿Cómo hacerlo?
En un lugar central de la casa, crea un espacio sagrado en el que colocar todo lo necesario. Decóralo con símbolos de la temporada. Pon música. Sentada frente a los objetos, enciende una vela y un incienso.
Medita sobre el significado de la purificación y la limpieza. ¿Qué te "ensucia"? ¿Qué te pesa? ¿Deseas deshacerte de ello? ¿Sientes energías pesadas en casa? ¿Hay algún rincón que siempre está oscuro o algún lugar que siempre está sucio? Estate atenta a tus sensaciones. Si no sientes nada, no importa.
Cuando estés preparada, levántate. Toma el cuenco con la sal y, en pequeños pellizcos, lánzala con fuerza en todas direcciones. El gesto, fuerte y seguro, debe transmitir la intención de quemar, como hace la sal, toda pesadez.
Hazlo en todas las habitaciones. Lleva el cuenco de sal a donde percibas que hay "pesadez" y déjalo allí, procurando que nadie lo toque. También puedes devolverlo al altar, donde permanecerá hasta que la sal se oscurezca o se pegue. Entonces la vaciarás, dejando la sal en la tierra.
Vuelve al altar, coge el cuenco de agua. Con los dedos rocía gotas de agua en todas las direcciones. Haz lo mismo en las habitaciones. En tu gesto visualiza las aguas refrescando la casa y lavando la suciedad de todo tipo. Lleva el cuenco a donde sientas que la casa está más "sucia". Rocía ese espacio y deja el cuenco con lo que quede del agua en un lugar donde no se toque. Al final del ritual, vierte el agua en la tierra.
Vuelve al altar y agarra el incienso. Llévalo a todos los rincones de la casa para que el humo llene todos los espacios. Si eres alérgica, utiliza aguas florales o esencias acordes con la estación. Insiste donde creas que es más necesario. Imagina que el humo destierra todos los pensamientos pesados, toda la negatividad oculta, especialmente en los rincones más inaccesibles. De nuevo, llévalo al centro de la casa y deja que se consuma totalmente.
Agarra la vela con cuidado. Mira fijamente la llama. Siente cómo ilumina, purifica y protege. Llévala lentamente, sin dejar que se apague, por toda la casa. Acércala a los lugares más oscuros y escondidos. Siente cómo la luz abre espacios, ilumina rincones olvidados, quema lo que está oculto.Déjala donde más se necesite, o en el centro, y permite que arda hasta el final.
Vuelve al centro, da las gracias a los elementos que han contribuido a la purificación de tu hogar y si puedes, después de proteger la llama para que no se apague, abre las ventanas de par en par, deja que cambie el aire, da la bienvenida al aire fresco de la mañana y vuelve a cerrarlas al cabo de un rato, dando palmadas hacia fuera, eliminando cualquier residuo y trayendo nueva energía a tu hogar.


