Lammas, 1 de agosto.

También llamada Lugnasadh, esta fiesta es la primera de las fiestas de la cosecha, es decir, la cosecha del trigo. El simbolismo de la espiga de trigo "muriendo" para convertirse en pan y alimento es central en esta celebración. Es la Diosa que acepta sacrificarse.

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También llamada Lammas, esta fiesta es la primera de las fiestas de la cosecha, es decir, la cosecha del trigo. El simbolismo de la espiga de trigo "muriendo" para convertirse en pan y alimento es central en esta celebración. Es el Dios que acepta sacrificarse. Es el momento que se ha esperado durante meses y para el que se ha trabajado tanto, es la abundancia y la prosperidad que garantizaban y garantizan la continuidad de la Vida. Aunque lentamente, ya se empieza a observar un cambio en la Naturaleza que anuncia la llegada del otoño. Y la Rueda gira, mientras la promesa de nueva vida está ya en el corazón de cada espiga de trigo que madurará, las que serán "sacrificadas", es decir, transformadas en pan, darán vida a uno de los alimentos sagrados de esta ocasión y de nuestra historia.

Sigue siendo un tiempo de luz y de fiesta, celebramos a la Gran Madre que nos da los frutos de su vientre, así como al Dios que, en este momento, hace el último sacrificio. Se agradece a los dioses lo que nos han dado. Pero también comienza el tiempo de reflexión por lo que estamos cosechando con respecto a nuestros planes e intenciones así como, con una mirada al frente, preparándonos para la mitad oscura del año que avanza inexorablemente. El Sol deja cada vez más espacio a la noche.

El tema central es reconocer que precisamente en la abundancia está el sacrificio, entendido como dejar de lado lo que queremos hacer sagrado e importante para preparar las semillas del futuro.

Ritual de los pétalos de pan

¿Qué necesitas?

En tu altar decorado con los elementos de la época coloca también una vela, incienso o hierbas para quemar, un cuenco pequeño con granos de trigo o cereales, otro con harina, otro con agua, un cuenco pequeño con aceite, sal en un platito, miel, mortero, cuchara, cuenco grande.

¿Cómo hacerlo?

  • En tu espacio sagrado, destina un lugar para colocar los ingredientes y los utensilios con los que vas a trabajar.

  • Después de lavarte la cara y las manos con agua corriente, enciende el incienso y la vela y realiza una breve meditación sobre lo que entiendes por "transformación".

  • Coge el mortero. ¿Qué representa para ti? ¿Es un instrumento de destrucción o de amalgama? ¿No te recuerda el movimiento giratorio del mortero al ciclo eterno del tiempo?

  • Coloca algunos granos de trigo o cereales en el mortero y empieza a machacarlos, introduciendo tus eventuales intenciones y energía. 

  • Sumerge el dedo meñique izquierdo en el cuenco con agua y deja que 3 gotas resbalen por el dedo hasta el mortero.

  • Continúa machacando mientras mezclas el agua.

  • Acerca el mortero a tu corazón y bendícelo. A continuación, colócalo de nuevo en el altar.

  • En el cuenco de la mezcla, vierte 7 cucharadas soperas rasas de harina, 5 de agua, media de aceite y una pizca de sal. 

  • Mézclalos con la cuchara y añade el polvo que ha salido del trabajo del mortero. Excluye los trozos demasiado gruesos. 

  • Sigue removiendo con la cuchara y mientras tanto ajusta si necesitas añadir más harina o agua.

  • Ahora sigue amasando la masa con las manos hasta que quede lisa y haz muchas bolitas.

  • Usando sólo las manos, aplasta las bolas entre las palmas, haciendo muchas láminas finas.

  • Sobre una de ellas colocarás los últimos restos ásperos y sólidos del trabajo de mortero. No hay que tirar nada. 

  • Pasa a la cocina, llevando contigo las láminas, la sal, el aceite y la miel. 

  • Engrasa una sartén con aceite y ponla al fuego. 

  • Cuando esté caliente, cocina las láminas de masa, dándoles la vuelta un par de veces, con cuidado de que no se quemen.

  • Acompáñalas con una canción o melodía que creas inspirada en la época.

  • Divide las láminas cocidas en dos grupos. En uno echas pizcas de sal y en el otro un chorrito de miel. 

  • Devuelve las láminas sazonadas al altar, donde permanecerán hasta que se consuma la vela.

  • Delante del altar, expresando gratitud por este trabajo, elige 2 panes salados y 2 dulces, un par los dejarás en el altar como ofrenda y el otro te lo comerás. 

  • Al final del rito, ofrecerás el resto a tus seres queridos o amigas. La masa que haya recogido los restos del mortero se donará a la tierra.