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Samhain, el tiempo de los ancestros.
Por Laura Coletta
Este es el Tiempo de los Ancestros; un momento para recapitular y prepararnos para la estación más oscura, recogiéndonos finalmente en la profundidad de nuestro mundo interior.
Samhain (1 de noviembre).
El origen y punto final de la Rueda es Samhain, donde se celebra el desenlace y el principio del año: es el Año Nuevo celta. El tema del momento es el cierre de ciclos, dejar ir todo lo que no ha dado sus frutos. El hecho de que sea un final, se relaciona asimismo con la muerte: esta es la etapa en que recordamos y honramos a nuestros antepasados, que en esta noche pueden regresar a nuestro mundo como espíritus. De hecho, en esta época, se cree que el "velo" que separa los dos mundos es más fino y resulta más fácil comunicarse con el otro mundo. Por eso, el núcleo de la fiesta de Samhain es la meditación sobre la Muerte y la conmemoración de los antepasados.
En el pasado, en esta época se cosechaban los últimos frutos y bayas, los animales se alojaban en establos y apriscos y otros se sacrificaban según las existencias necesarias para sobrevivir al invierno y garantizar que los animales tuvieran comida suficiente hasta el regreso de la buena estación. En el mundo moderno, Samhain está entrelazado con Halloween y la fiesta católica de Todos los Santos. Mirando a través de los ojos de uno de nuestros antepasados, Samhain sigue marcando el final de la estación verde y exuberante en la superficie de la tierra e inicia la vida oculta, subterránea, invisible, como la de la semilla que desde lo más profundo de la tierra comienza un nuevo viaje.
Con esta festividad inicia el "semestre de oscuridad" de Samos frente al "semestre de luz" de Giamos, según la división celta del año solar en dos grandes estaciones. Es un periodo de espera, reflexión y descanso, y a medida que las horas de luz se acortan y la oscuridad invita al descanso, nosotras también podemos entregarnos a las energías del momento y replegarnos sobre nosotras mismas preparándonos para la introspección.
Si ya estamos utilizando la Rueda del Año, es el momento de hacer balance del ciclo que estamos cerrando y pensar en sembrar nuevas intenciones, nuevos planes. Muchas tradiciones asociadas a esta época están dedicadas a las celebraciones de los muertos y los antepasados: velas y farolillos en el cementerio, en la casa o en los alféizares de las ventanas señalan el camino a los espíritus, se preparan dulces o platos dedicados a los difuntos, se dejan ofrendas en la mesa o en la ventana. A menudo, se mantienen rituales y tradiciones cuyos orígenes se han perdido, como ocurrió con la fiesta de Halloween, ahora comercializada.
Ritual “Danzando con las hojas”
¿Qué necesitas?
Hojas de otoño, bolígrafos o pinturas, 3 velitas, incienso, música para la introspección y el baile. Si es posible, utiliza materiales respetuosos con el medio ambiente y no contaminantes.
¿Cómo hacerlo?
Este ritual puede realizarse en una sola vez o dividirse en diferentes momentos.
Da un paseo por la naturaleza para recoger hojas otoñales, planas y coloridas con las que luego podrás decorar tu espacio sagrado.
En la naturaleza, o en un espacio que consideres sagrado e íntimo, enciende una de las velas y el incienso y pon música que ayude a la introspección. Medita sobre lo que no has conseguido con respecto a tus intenciones pasadas. Anótalas en una lista.
Seguidamente, o en otro momento, prende la segunda vela y medita sobre tus nuevas intenciones. Anótalas.
Reúne todas las hojas que recogiste en tu espacio sagrado, enciende la última vela, el incienso y pon la música. En la parte posterior de cada hoja, escribe una palabra clave por cada una de las intenciones que necesitas soltar: una por hoja. Continúa hasta completar la lista. Sé benevolente con lo que no se ha cumplido.
Cuando hayas terminado de escribir, recoge las hojas y sostenlas en tus manos. Agradece a estas intenciones que aparecieron en tu vida y te han acompañado hasta ahora. Después, déjalas a un lado.
Ahora dedícate a escribir tus nuevas intenciones en la parte frontal de las hojas restantes. Concéntrate y sé positiva. Utiliza una palabra clave por intención y, si son muchas, elige las que realmente quieres que cobren vida y fructifiquen en el nuevo giro de Rueda, sin malgastar energía.
Toma también estas hojas en tus manos para agradecer las nuevas intenciones que aparecen en tu vida e infúndeles tu confianza.
Pon música que te invite a bailar. Deja que te mueva. Haz piruetas como las hojas que caen con el viento del otoño. Fluye en la sencillez y la belleza.
Recoge todas las hojas, baila y lánzalas al aire. Suéltalas, juega con ellas. Hazlo tantas veces como quieras. Deja que las hojas caigan sobre ti mezclando viejas y nuevas intenciones. Ambas nos pertenecen y son nuevas semillas.
Cuando sientas que es suficiente, recoge todas las hojas y llévalas a un lugar en la naturaleza, (esto también puede hacerse en otro momento). Haz la última danza, lanzando las hojas al aire y confiándolas a los elementos.
Despídete de las hojas: "Doy las gracias a lo que no ha sido. Las libero. Doy las gracias a lo que será. Te doy la bienvenida. Doy las gracias a lo que es. Te doy la vida. De la muerte viene la vida, de la vida viene la muerte, y el ciclo continúa”.
Otra posibilidad es quemar las hojas en casa y echar las cenizas en la tierra de una maceta. Es importante cumplir el destino natural de las hojas, que, de haber permanecido en la tierra, se habrían convertido en alimento y refugio para la continuidad de la vida.






